Páginas

lunes, 16 de septiembre de 2013

Etnografía y #FactorR


Partimos del hecho de que el ser humano es un ser social que crea su propia identidad a partir de la confrontación con sus pares. Los diferentes actores nos movemos y construimos nuestra realidad social gracias a la interacción con los otros miembros de la comunidad en la que nos encontramos. Este hecho es perfectamente transferible a los entornos virtuales, de modo que esa interacción que se crea, se construye, se desarrolla y se reconstruye en las redes sociales es fundamental para comprender cómo iniciar y hacer crecer esos lazos alrededor de los que construir nuestro ser social virtual.


Para mejorar la comprensión de estos mecanismos se hace indispensable saber interpretar los datos que nos aporta esa realidad social virtual y para conseguirlo debemos observar e interpretar. ¿Es suficiente? En mi opinión, no. Verlos de fuera, no basta. Es fundamental tener en cuenta la interpretación que los mismos miembros de la comunidad realizan de los porqués y para qués de sus acciones y de su situación en general, al interno del grupo en ese contexto de aprendizaje determinado:
Los seres humanos, según esta perspectiva, crean interpretaciones significativas de su entorno social y físico, por tanto, de los comportamientos e interacciones de las personas y objetos de ese medio ambiente. Nuestras asociaciones, consiguientemente, están condicionadas por los significados que otorgamos a las acciones de las personas y a los objetos con los que nos relacionamos.
J.P.Goetz & M.D. LeCompteEtnografía y diseño cualitativo en investigación educativa
En un entorno virtual de aprendizaje nos encontramos con tres ejes que conforman un triángulo: el contexto, los individuos y las interacciones que entre ellos se producen. A partir de ahí, hemos de descubrir qué pasa e intertar hacerlo de la manera más descriptiva posible partiendo, ya que es necesario, de una metodología cualitativa basada en hechos y mediciones. Sin embargo mis dudas siguen persistiendo.

Podemos definir objetivamente el contexto ofrecido y en el que a priori se mueve una comunidad virtual, pero...

¿cómo controlamos y/o definimos “matemáticamente” los contextos en los que se mueven los discentes cuando salen a las redes?
¿cómo valoramos las relaciones que crean con otros nodos, fundamentales para desarrollar su aprendizaje y la construcción de conocimiento?

Podemos cuantificar las interacciones, pero...

¿cómo valorar lo que han significado para cada individuo?

Podemos describir a los actores y sus circunstancias al empezar el proceso de aprendizaje e intentar plasmar sus conductas durante el mismo, pero...

¿cómo cuantificamos las subjetividades?
¿y sus interpretaciones?
¿y los lazos relacionales que crean?

Podemos determinar si el uso de una determinada intermetodología educomunicativa con las nuevas tecnologías ha dado resultado, pero...

¿cómo saber exactamente porqué?
y
¿cómo averiguar en qué grado la dinámica condiciona el aprendizaje?

Las fórmulas nos ayudan a abstraer datos. Pero cuando presuponemos el importante rol que juegan las relaciones, las emociones y los vínculos que se crean en el aprendizaje nos vemos automáticamente obligados a buscar otras vías operativas más allá de las fórmulas que nos permitan escarbar en aspectos subjetivos inherentes al ser humano y a su forma de relacionarse con el otro y que en definitiva son, así lo pensamos muchos, los que realmente condicionan su estar en esa comunidad virtual construyendo su propio aprendizaje. Por eso el Factor R-elacional y por eso TRIC.



Imágenes:

Tomadas del album Polyhedron Modells/Stellation por fdecomite con licencia CC BY 2.0

No hay comentarios:

Publicar un comentario