Partimos del hecho de que el ser humano es un ser social
que crea su propia identidad a partir de la confrontación con sus pares. Los
diferentes actores nos movemos y construimos nuestra realidad social gracias a la interacción
con los otros miembros de la comunidad en la que nos encontramos. Este hecho es perfectamente
transferible a los entornos virtuales, de modo que esa interacción que se crea,
se construye, se desarrolla y se reconstruye en las redes sociales es
fundamental para comprender cómo iniciar y hacer crecer esos lazos alrededor de
los que construir nuestro ser social virtual.
Para mejorar la comprensión de
estos mecanismos se hace indispensable saber interpretar los datos que nos
aporta esa realidad social virtual y para conseguirlo debemos observar e
interpretar. ¿Es suficiente? En mi opinión, no. Verlos de fuera, no basta. Es
fundamental tener en cuenta la interpretación
que los mismos miembros de la comunidad realizan de los porqués y para qués de
sus acciones y de su situación en general, al interno del grupo en ese contexto de aprendizaje determinado:Los seres humanos, según esta perspectiva, crean interpretaciones significativas de su entorno social y físico, por tanto, de los comportamientos e interacciones de las personas y objetos de ese medio ambiente. Nuestras asociaciones, consiguientemente, están condicionadas por los significados que otorgamos a las acciones de las personas y a los objetos con los que nos relacionamos.J.P.Goetz & M.D. LeCompteEtnografía y diseño cualitativo en investigación educativa
En un entorno virtual de
aprendizaje nos encontramos con tres ejes que conforman un triángulo: el
contexto, los individuos y las interacciones que entre ellos se producen. A
partir de ahí, hemos de descubrir qué pasa e intertar hacerlo de la manera más
descriptiva posible partiendo, ya que es necesario, de una metodología
cualitativa basada en hechos y mediciones. Sin embargo mis dudas siguen
persistiendo.
l Podemos definir objetivamente
el contexto ofrecido y en el que a priori se mueve una comunidad virtual, pero...
¿cómo controlamos y/o definimos
“matemáticamente” los contextos en los que se mueven los discentes cuando salen
a las redes?
¿cómo valoramos las relaciones
que crean con otros nodos, fundamentales para desarrollar su aprendizaje y la
construcción de conocimiento?
l Podemos cuantificar las
interacciones, pero...
¿cómo valorar lo que han
significado para cada individuo?
l Podemos describir a los actores
y sus circunstancias al empezar el proceso de aprendizaje e intentar plasmar
sus conductas durante el mismo, pero...
¿cómo cuantificamos las
subjetividades?
¿y sus interpretaciones?
¿y los lazos relacionales que crean?
l Podemos determinar si el uso de
una determinada intermetodología educomunicativa con las nuevas tecnologías ha
dado resultado, pero...
¿cómo saber exactamente porqué?
y
¿cómo averiguar en qué grado la dinámica condiciona el aprendizaje?
Las fórmulas nos ayudan a
abstraer datos. Pero cuando presuponemos el importante rol que juegan las
relaciones, las emociones y los vínculos que se crean en el aprendizaje nos
vemos automáticamente obligados a buscar otras vías operativas más allá de las
fórmulas que nos permitan escarbar en aspectos subjetivos inherentes al ser
humano y a su forma de relacionarse con el otro y que en definitiva son, así lo
pensamos muchos, los que realmente condicionan su estar en esa comunidad
virtual construyendo su propio aprendizaje. Por eso el Factor R-elacional y por
eso TRIC.
Imágenes:
Tomadas del album Polyhedron Modells/Stellation por fdecomite con licencia CC BY 2.0
No hay comentarios:
Publicar un comentario